Orígenes de un arte antiguo
El macramé es un arte textil con raíces muy antiguas. Se dice que ya en las culturas árabes y en los telares medievales se utilizaban nudos decorativos para embellecer telas y prendas. Hoy, este arte ha viajado hasta nosotros y se ha convertido en una forma de crear, decorar y, sobre todo, de conectar con uno mismo.
Macramé como meditación
Quien practica macramé, ya sea por afición o de manera profesional, sabe que es como seguir un mantra. Cada nudo se repite con calma, uno tras otro, y poco a poco va llevando a un estado de concentración distinto, casi meditativo. Por eso, muchos lo consideran una terapia natural contra el estrés.
Un camino personal
En mi caso, el macramé llegó como un refugio. Durante años lo tuve apartado, hasta que decidí dejar de fumar y necesitaba llenar ese espacio con algo que me inspirara y me mantuviera enfocada. Redescubrí los hilos, las tijeras y el tablero, y convertí cada nudo en un hábito saludable. Hoy, el macramé no solo es una técnica artesanal, es también un camino personal hacia la calma, la creatividad y la belleza de lo hecho a mano.
Teñido natural y sostenibilidad
Actualmente estoy descubriendo también el arte del teñido natural: recolecto plantas, hojas y frutos con propiedades tintóreas para dar color a los algodones zero waste con los que trabajo. Cada tonalidad que surge de la naturaleza añade un valor único a mis piezas, recordándome que la belleza puede ser sencilla, respetuosa y auténtica.
Con este gesto, deseo que Hannüki avance siempre un paso más hacia la sostenibilidad y la conexión profunda con la tierra que nos inspira.